El efecto Kuleshov
Cine
El efecto Kuleshov
El efecto Kuleshov es un descubrimiento de un cineasta ruso, Lev Kuleshov, que a principios de los años veinte termina de consolidar el montaje como el recurso más importante para la narrativa cinematográfica.
Empecemos por el principio: el montaje consiste en seleccionar, cortar y ensamblar trozos de película de distintas tomas. Así se genera una secuencia narrativa que no tiene un orden lineal pero que, justamente, dicho ensamblado le da al relato da más fuerza, intensidad, ritmo, expresividad. El montaje es la base del lenguaje cinematográfico.
Antes de explicar el experimento/demostración que realiza Kuleshov, tengamos en cuenta que una historia puede ser contada de mil maneras. Asimismo, cada escena de una historia, una escena ya bien definida por el guión, puede ser narrada desde distintos ángulos y con distintos montajes, que generan infinidad de combinaciones posibles.
En general, las imágenes o las palabras tienen un significado determinado por el contexto. En el cine, el contexto de una imagen son las otras imágenes. Entonces podemos asegurar que las distintas maneras de combinar ciertas imágenes tendrán un significado o una expresividad o una fuerza dramática diferente.
Es por todo esto que se suele decir que, para aprender a hacer cine, hay que empezar en la sala de edición.
Si bien ya se había empezado a utilizar la compaginación narrativa desde fines del siglo XIX, Kuleshov le da una nueva dimensión al montaje, que tiene que ver con los significados que puede generar: una misma imagen tendrá distinto valor dramático o significado de acuerdo a la imagen con la que se ensamble, la imagen que se le ponga al lado (al modificar el contexto, se modifica el significado). Es lo que se llama “efecto Kuleshov”.
El más famoso experimento que realiza Kuleshov con sus alumnos, (entre los que se encuentran ni más ni menos que Eisenstein y Pudovkin, los cineastas fundamentales del llamado cine soviético o montaje soviético), es el de poner un rostro de gesto “neutro” de un conocido actor de la época (Iván Mozzhujin) junto al de un plato de sopa. Luego, pone ese mismo rostro junto al de una niña en un ataúd. Finalmente, combina el mismo rostro con el de una mujer hermosa recostada sensualmente en un sofá. Como podemos imaginar, ese mismo rostro del actor en el primer caso parece expresar hambre, en el segundo tristeza y en el tercero deseo sexual.
Kuleshov concluye: “El contenido de las tomas en sí mismo no es tan importante como la unión de dos tomas de diferente contenido y el método de su conexión y alteración”.
Esta idea, que parece tan sencilla, genera un mundo de nuevas posibilidades a la manera de narrar, que es justamente la esencia del cine: narrar. Pero también nos hace reflexionar sobre algo decisivo para el desarrollo de esta disciplina en particular y sobre el arte en general: el espectador no es sólo espectador, no es pasivo, sino que es un participante decisivo en la creación de significados.
Así como cada cineasta hace con un mismo guión una película distinta a la que harían otros cineastas, podemos decir que cada espectador ve una película distinta de la que están viendo los demás espectadores en la misma sala.
IImagen: Sergei Eisenstein, el alumno más importante de Kuleshov, editando un film.
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1 comentario
Silvana · 20 septiembre, 2024 a las 9:48 am
Me interesó mucho la nota sobre kuleshov, y quiero recibir noticias de arte en general