Batignolles.
Historias detrás de las obras de arte
Un atelier en Batignolles (1870). Henri Fantin-Latour
Tal vez quien será considerado como el artista de mayor relevancia de la década de 1860, Edouard Manet, alquila un estudio en el barrio de Batignolles. Ese estudio (que vemos en el cuadro) está cerca de un café llamado Café Guerbois, donde suele concurrir para conversar, debatir y hasta pelear (llega a batirse a duelo con un crítico que se llama Duranty y que en realidad es su amigo y lo seguirá siendo después) con una gran cantidad de artistas que no “encajan” en el arte aceptado “oficialmente” o elogiado por la crítica.
Si bien la mayoría de los pintores de este grupo son los futuros impresionistas, no se trata de un movimiento ni de una escuela, sino que la razón que los une son sus ideas, que incluyen el desprecio por el arte oficial, por las academias y por el estilo vigente.
Fantin-Latour, el autor de este cuadro, es parte del grupo y pinta a los artistas reunidos en el estudio de Manet.
Como podemos imaginar con tan solo ver el cuadro, su autor no parece adherir a las convicciones que ya están gestando el impresionismo, sino que proviene del movimiento que primero provoca un quiebre crucial con el academicismo: el realismo. Recordemos que lo que proponía el realismo era no pintar de acuerdo a los cánones que se enseñaban en la academia sino a partir de la observación, la experiencia directa, no para idealizar románticamente la naturaleza y la vida, sino para mostrarla en su dimensión real, con sus imperfecciones, sus dificultades y sus injusticias. Proponía asimismo un arte social, de denuncia, que estuviera al servicio del hombre.
Fantin-Latour retrata de izquierda a derecha a Otto Schölderer (pintor alemán también partidario del realismo de Courbet), a Manet pintando, a Renoir (con sombrero), al escultor y periodista Zacharie Astruc, al escritor Emile Zola, al funcionario Edmond Maître, a Bazille y a Claude Monet. (Alguien importante del grupo y que será protagonista del impresionismo, no incluido en el cuadro, es Camille Pissarro).
Fantin-Latour ha retratado a sus amigos con aspecto serio, discreto y “respetable”. Sin embargo, son en definitiva esos artistas bohemios, marginales, rechazados, denigrados, que se están juntando para derribar la puerta por donde entrará la modernidad.
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