Botero.
Cuadros fundamentales para entender la historia de la Pintura.
Bailando en Colombia (1980). Fernando Botero.
Óleo sobre Tela. 188 cm x 231 cm.
Metropolitan Art Museum (The Met). Nueva York, Estados Unidos.
¿Lo que hace Botero es realismo mágico?
Obviamente, primero tenemos que tener claro qué es el realismo mágico, algo que todos conocemos mucho pero que nos cuesta tanto explicar.
La fórmula del realismo mágico es sin embargo muy sencilla: hay un escenario real, con personajes reales, donde suceden pequeñas cosas milagrosas, maravillosas. Esas cosas suceden como si fueran detalles sin demasiada importancia, sin que parezcan sorprender a los protagonistas ni a quien cuenta la historia. Y por lo general, esos sucesos “mágicos” sirven para transmitir estados de ánimo más que para resolver providencialmente una historia. Eso es básicamente el realismo mágico.
Botero pinta escenas o retratos de personajes de la vida cotidiana de su infancia y de la tradición colombiana (bailes, casas de citas, corridas de toros, vírgenes, santos, presidentes, prostitutas, monjas y militares). Pinta su amada Colombia y sus costumbres. Y en medio de esas situaciones, las figuras protagonistas de sus lienzos sufren un agrandamiento que resulta desmesurado para el reducido espacio del cuadro donde está pintadas.
Encontramos volúmenes monumentales, perspectivas arbitrarias, y por momentos una disparatada escala de las figuras, que varía de acuerdo a su importancia temática y compositiva (las figuras que se agigantan o empequeñecen de acuerdo a su valor emotivo). Y esos desajustes, esas desproporciones, impactan al espectador generando un aire grotesco y humorístico, parte de ese estilo suyo tan personal.
Podemos considerar que es realismo mágico, o podemos discutirlo. Tal vez incida en nuestra consideración el estar condicionados a relacionar arte colombiano con realismo mágico por la tradición de la literatura de Gabriel García Márquez, por ejemplo. O podemos quedarnos, contra lo que opinan muchos expertos en arte, con lo que opina el propio Botero, quien no está de acuerdo con que consideren lo suyo como realismo mágico.
Respecto del tema, se ha expresado de manera contundente: “Realismo mágico, definitivamente no, porque en mis obras nada es mágico. Yo pinto cosas improbables, pero no imposibles. En mis cuadros nadie vuela y no suceden cosas inverosímiles. El arte es siempre una exageración en algún sentido, en el color, en la forma, aún en el tema, pero siempre fue así”.
Otra cuestión que podemos plantearnos es si su arte puede encasillarse dentro de lo que llamamos arte naif (ingenuo). Es algo que también puede parecernos que es así a primera vista. Pero la “ingenuidad”, lo naif de la obra de Botero, sólo proviene de su formación autodidacta (con influencias del Renacimiento florentino, Velázquez, Goya y, por supuesto, la pintura popular colombiana y el muralismo mexicano). Ni su estética es inocente ni es inocente su cosmovisión, su mensaje, ya que su obra, irónica y graciosa, no deja de hacer crítica social.
Finalmente, nos podemos preguntar por qué Botero, si bien expresa tanto y tan profundamente la identidad del pueblo de Colombia, termina siendo tan latinoamericano para los latinoamericanos y tan universal para el resto del mundo.
Él opina sobre ello que “todo arte es local” y concluye: “No está mal que sea costumbrista y pintoresco. Lo particular es lo que le da al arte su universalidad”.
Si quieres leer más sobre el tema, te recomendamos algunos links:
Las diferencias entre el realismo mágico y el absurdo.
Las figuras monumentales del artista colombiano en 6 cuadros.
Un recurso que también utiliza Botero: la perspectiva jerárquica.
El artista y una metáfora exquisita de la vida: el circo.
Recuerda que también puedes encontrar más material utilizando el buscador de la página.
1 comentario
Aurea. María Oliveira santos · 27 febrero, 2021 a las 4:27 pm
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