Charles Chaplin
Cine
Charles Chaplin y su personaje Charlot
Charles Chaplin crea a Charlot a principios de 1914, para una película llamada Extraños dilemas de Mabel (aunque ésta se estrenará después de la siguiente que hace, que se llama Carreras Sofocantes).
El propio Chaplin narra de esta manera cómo nace el personaje:
“No tenía idea sobre qué maquillaje ponerme. No me gustaba mi personaje como reportero (el de Carlitos Periodista). Sin embargo, en el camino al guardarropa pensé en usar pantalones bombachudos, grandes zapatos, un bastón y un sombrero hongo. Quería que todo fuera contradictorio: los pantalones holgados, la chaqueta estrecha, el sombrero pequeño y los zapatos anchos. Estaba indeciso entre parecer joven o mayor, pero recordando que Sennett quería que pareciera una persona de mucha más edad, agregué un pequeño bigote que, pensé, agregaría más edad sin ocultar mi expresión. No tenía ninguna idea del personaje, pero tan pronto estuve preparado, el maquillaje y las ropas me hicieron sentir el personaje, comencé a conocerlo y cuando llegué al escenario ya había nacido por completo”.
En esta descripción, Chaplin utiliza una palabra clave: “contradictorio”.
Su humor se basa en contradicciones, en contrastes, en contrapuntos: un vagabundo con la ropa, los modales y la dignidad de un caballero; alguien tan torpe como ingenuo, pero a la vez bastante astuto a la hora de ingeniárselas para sobrevivir, para escapar de la autoridad y para hacerles travesuras a los poderosos y ricachones; pobre al punto de tener que comerse el zapato, pero con un corazón de oro y una generosidad inigualable. Y sobre todas las cosas: las historias de este vagabundo son un encuentro entre la tragedia y la comedia, entre la crueldad y la risa. Y eso mismo hace que esas historias sean tan cómicas como entrañables, tan amorosas.
Es que así ve la vida Chaplin: “Mirada de cerca, la vida parece una tragedia; vista de lejos, parece una comedia”.
Charlot es un vagabundo por el que el público se desternilla de risa a la vez que se conmueve. Pero también hay en sus historias un punto clave, que suele ser común en la comedia física o slapstick (el humor físico, gestual, que se impone en las películas mudas): la crítica social. Tanto los poderosos, encarnados en ricachones que desprecian a su entorno, como los agentes del orden que persiguen injustamente al humilde, siempre son ridiculizados y golpeados. Y el público de las clases más sencillas ama eso. Chaplin dice: “Un anciano se resbala en un plátano y cae lentamente y tropieza y no nos reímos. Pero si se hace con un señor pomposo y acomodado que tiene un orgullo exagerado, entonces nos reímos”.
En las risas también hay reivindicación.
Charlot será tan amado por el público, que protagonizará una película tras otra e infinidad de cortos hasta Tiempos Modernos (1936), veintidós años después de su primera aparición.
Imagen: Charles Chaplin y Jackie Coogan en The Kid (El chico/ El pibe, Charles Chaplin, 1921)
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Momentos inolvidables del cine: The Gold Rush (La quimera del oro, Charles Chaplin, 1925).
Momentos inolvidables del cine: The Circus (El circo, Charles Chaplin, 1928)
Momentos inolvidables del cine: City Lights (Luces de la ciudad, Charles Chaplin, 1931)
Momentos inolvidables del cine: Modern Times (Tiempos modernos, Charles Chaplin, 1936)
La comedia física (slapstick).
Perfecto ejemplo del slapstick: Los Policías de la Keystone (Keystone Cops).
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El humor de Laurel y Hardy (El Gordo y el Flaco).
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