Keith Haring.
En la mente de los grandes artistas.
“Los riesgos son los que marcan la diferencia entre las nuevas ideas y las viejas reelaboradas”.
Keith Haring.
Keith Haring es uno de los atistas más importantes de la historia del graffiti en particular y del arte callejero en general. Uno de los más populares. Uno de los más “reconocibles a simple vista”.
El graffiti ya es por naturaleza un tipo de arte popular: es un arte para todos y que se vuelve parte de la vida de todos, porque es parte del entorno. Ahora bien, el arte de Haring tiene algo que lo hace definitivamente accesible: su simpleza. Haring hace síntesis de las personas y de las cosas hasta convertirlas en signos.
Haring pinta imágenes que se vuelven genéricas, icónicas, universales. Con el lenguaje más accesile posible, el artista aborda temas universales atemporales y temporales, como la vida y la muerte, el amor, la enfermedad (la batalla contra el sida), la guerra, las drogas, la tecnología, la diversidad cultural.
Convencido de que todos necesitan arte, y que es responsabilidad del artista no ignorar a las masas, Haring es uno de los más importantes “democratizadores” del arte que ha existido.
A principios de la década de los ochenta del siglo XX, empieza a dibujar en la calle con un rotulador hasta que descubre un lugar que se convertirá en todo un emblema para su obra: el subte de Nueva York, donde las vallas publicitarias que no tienen anuncios quedan en negro, y a él se le ocurre entonces hacer sus dibujos sobre ellas con tiza blanca.
Por supuesto que el artista termina encarcelado varias veces por vandalismo. Pero él mismo cuenta que, como se trata de tiza, el daño a la propiedad pública no puede considerarse tan grande yen ealidad o sabe bien cómo castigarlo.
Y aquí nace otra cosa que convierte a Haring en un ícono de la cultura neoyorquina de los ochenta: a las personas que lo observan con curiosidad dibujar con sus tizas en el subte, se le ocurre darles prendedores (botones) con sus imágenes emblemáticas (empieza con la del bebé gateando con rayos alrededor). Esas personas van en el subte al trabajo con los prendedores de Haring, y empiezan a sentirse conectadas con otras prsonas desconocidas que van al trabajo y que también llevan prendedores.
Esas imágenes se vuelven mediáticas: se van conociendo através de las revistas y la televisión en el resto del mundo. Y Haring es considerado el primer artista en ofrecer al público su arte en forma de merchandising. Así como cualquiera reconoce el arte de Haring, cualquiera puede tener algo de Haring.
Y volviendo a la frase del artista que encabeza esta publicación, hay dos cosas que hacen a las grandes ideas: una, es la falta de miedo del artista a la hora de tomar riesgos. Y la otra, es que la vemos tan simple que nos hace preguntarnos “¿Cómo a nadie se le ocurrió antes?”.
Imagen: El matrimonio del cielo y el infierno (1984).
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Las esculturas de Keith Haring.
Otro artista de la generación de Haring: Jean-MIchel Basquiat.
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1 comentario
Alfonso E. Buitrago · 12 marzo, 2021 a las 2:31 pm
Quiero saber cómo participar en este proyecto de difusión.