Benito Quinquela Martín.
En la mente de los grandes artistas.
“Créame que estoy agradecido por los sufrimientos que me deparó la suerte. Es lo que muchos no pueden comprender. Nada contribuyó tanto a hacerme artista, a permitirme imponer mi personalidad, a sustraerla de todos los desvíos capaces de debilitarla”.
Benito Quinquela Martín.
Una frase que ejemplifica esa idea que el mundo no es el mundo real, sino la manera en que lo vemos. Nuestra mirada puede cambiarlo todo. Tiene una fuerza transformadora poderosísima.
Los placeres retrasan las revoluciones y las grandes causas, y Quinquela agradece a sus padecimientos el no distraerse de su camino del arte (vive sus primeros años en un orfanato, y desde adolescente tiene que ganarse la vida cargando bolsas de carbón en el puerto, a pesar de su contextura débil que le vale el apodo de “El Mosquito” entre sus compañeros de trabajo).
Se afirma que el artista más universal es aquel que pinta su aldea. En el caso de Quinquela, él siempre pinta su barrio, La Boca (en Buenos Aires), el de los colores de Caminito, el de las casas de chapa de los genoveses, el de Boca Juniors y de los barcos del puerto.
Con pincelada ancha y brutal por momentos, el mismo artista que agradece a su origen humilde y sus sufrimientos el haberse convertido en una persona valiosa, es quien transforma el mundo áspero de un Riachuelo sucio y gris en colorido y belleza.
Quinquela es un verdadero “pintor del pueblo”, ya que no sólo es el pintor del obrero, el pintor del puerto, el pintor del barrio, sino que su obra es admirada y querida por todos, por quienes tienen “los ojos acostumbrados a ver arte” y quienes no. Y ése es un logro que muy pocos artistas alcanzan.
Él se llama a sí mismo “pintor de La Boca”, el único título al que aspira y del que se considera digno. Es, en definitiva, un artista realmente auténtico que sabe cuál es su universo y se mantiene fiel a él. “La Boca es mi taller, mi refugio y mi modelo. Todo lo que hice y todo lo que conseguí es un premio a la fidelidad. En mi vida y en mi arte permanecí siempre fiel a mi gente, a mi puerto y a mi barrio”.
Quinquela Martín considera que el artista, para crear nuevos universos, tiene que renovarse él, no “mudarse de pueblo”.
Los universos se crean renovando la mirada. Una vez más, el poder de la mirada.
Imagen: Día de sol. Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, La Plata, Argentina.
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3 comentarios
María Cristina Lopez · 6 junio, 2020 a las 3:49 pm
Hermoso artículo. El Artista que mas respeto.
Juan Carlosinte · 5 mayo, 2019 a las 10:28 am
SiN trascendencia enviaré luego algunas obras. No dejaría de agradecer.gesto por el mensaje de una sociedad acotada a los valores humanos.
María del Carmen ré · 4 mayo, 2019 a las 1:52 pm
Muy interesante el artículo. Un pintor nuestro, un pintor de la realidad obrera