Giorgio Morandi.
Cuadros fundamentales para entender la historia de la Pintura.
Naturaleza muerta (1960). Giorgio Morandi.
Óleo sobre tela. 24,8 cm. x 28 cm.
Tate. Londres, Ingraterra.
Giorgio Morandi es el pintor que nos enseña tanto como para el arte como para todo lo demás, que cuanto mayor es la sencillez más fuerza encontraremos.
Y entonces llegamos a la conclusión que la sofisticación es un invento del hombre, que lo aleja de sí mismo, de la naturaleza, de la esencia.
Morandi trabaja un género muy simple, la naturaleza muerta, y lleva esa simplicidad al extremo (como ejemplo, elegimos esta obra donde sólo hay tres objetos, representados de manera poco definida, como “abocetada”, sin detenerse en el detalle o la textura) y logra así una tensión única, una atmósfera inquietante.
Reflexionemos un instante sobre el género “bodegón o “naturaleza muerta”: consiste en pintar una serie de objetos inanimados, nada más simple que eso. Históricamente tenía dos sentidos: cuando en su momento se impuso como género, fue porque ante la búsqueda de realismo en la representación, que el “modelo” estuviera “quieto” resultaba muy funcional para poder pintar la luz y los detalles; asimismo, también era ideal para obtener un sentido alegórico, los objetos se podían elegir con la intención de significar algo (la vanitas es un tipo de naturaleza muerta que habla de la fugacidad de la vida, la insignificancia de las cosas materiales y los placeres terrenales, la fragilidad de la existencia).
Podemos decir que el bodegón es el desafío de pintar la vida y el universo con pocos elementos (y además, inanimados).
Hablando de esos elementos, a Morandi se lo considera un “poeta de los objetos cotidianos”. Y con su manejo de la luz, los tonos generalmente claros y las sombras, genera un clima de soledad, de melancolía. Es como si trasladara a sus objetos el espíritu de la pintura metafísica.
Y es que al principio fue muy influenciado por Giorgio de Chirico y su pintura como de sueños misteriosos, perturbadores, llenos de silencio y soledad.
No es de extrañar entonces que, como toda pintura metafísica, las naturalezas muertas de Morandi transmitan cierta “amenaza” de que ese silencio podría romperse. De que todo podría estallar.
Finalmente, como para terminar de entender la importancia de este artista que a primera vista pinta “demasiado simple”, pensemos que las obras de arte, las que llegan a la intimidad del espectador, son las que “logran un instante de humanidad”, las que logran contrastar simultáneamente belleza y melancolía, entusiasmo y desesperación, vida y muerte.
Y Morandi lo logra con pocas pinceladas. Para hacernos vibrar sólo necesita “pintarnos una botella”.
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1 comentario
Lili · 3 marzo, 2020 a las 9:31 am
Estoy profundizando sobre este tema, interesante información. Buena organización de imágenes y texto.