Cézanne.

Cuadros fundamentales para entender la historia de la Pintura.

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La montaña de Santa Victoria (1892/1895).

 

En un momento de su carrera, a Cézanne ya no le interesa reproducir fielmente el aspecto las cosas, ya no le interesa “copiar” la naturaleza. Empieza a buscar algo más: deja a un lado la apariencia para buscar la esencia, para buscar las relaciones entre las formas y el color.

Cézanne considera que hay otro mundo distinto al que estamos acostumbrados a ver, que hay otras verdades, y que por ello debemos aprender a mirar con otros ojos. Entonces simplifica y reduce la naturaleza hacia las formas geométricas (como podemos ver claramente en este paisaje).

Tampoco respeta ni las reglas de la perspectiva tradicional ni los colores.

Y esta ruptura es decisiva para la llegada de la modernidad (no la única, recordemos que también Manet rompe con muchas tradiciones con su Almuerzo sobre la hierba y su Olympia, demostrando que hay otra verdad, una diferente a la que enseñan en las academias).

La mayoría de los pintores de las vanguardias considerarán a Cézanne como una de sus mayores influencias, y esos mismos pintores le darán el título de “padre de la modernidad”.

Es muy conocido lo que expresa luego el mismísimo Picasso al respecto: “Cézanne era mi único maestro. No creáis que me limitara a mirar sus cuadros, pasé años estudiándolos. Cézanne era como un padre para todos nosotros”.

Así como la síntesis y el uso arbitrario del color de Cézanne influirán enormemente en las décadas venideras, la búsqueda de la esencia y las relaciones entre las formas, volúmenes y colores, geometrizando la naturaleza y mostrando las cosas desde distintos puntos de vista al mismo tiempo (el ejemplo más claro de esto lo encontramos en sus naturalezas muertas, donde, por ejemplo, la mesa se ve desde abajo y una frutera desde arriba), serán el punto de partida para el cubismo.

La confirmación de ello está en la frase anterior de Picasso, y en que su primer cuadro cubista, Las señoritas de Avignon (pintado más de una década después de los cuadros de la montaña de Santa Victoria de Cézanne), le lleva unos 9 meses de estudio y más de 800 bocetos (y cuando hablamos de estudio nos atenemos a su frase, donde aclara que a quien estudiaba era a Cézanne).

Para entender la importancia de Cézanne, esto es lo que tenemos que tener bien en claro: así como la modernidad en general dejará de representar el mundo convencionalmente, y pasará a expresar el mundo interior del artista, un importantísimo primer paso hacia ello será dejar de representar el mundo convencionalmente, para buscar la esencia de las cosas.

Es como si primero hubiera habido una conciencia de que hay otra realidad, que es la esencia de las cosas. Y más tarde se “descubriera” que la esencia de las cosas en verdad depende del universo interior del ser humano. El artista expresa su visión y con esa visión nos enrique al resto, y nos hace tomar conciencia de que nosotros también podemos modificar la realidad con la mirada.

Ese hombre huraño (y poco carismático por cierto) llamado Cézanne, es quien da el paso que indicará el camino.

 

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Cézanne y la revolución de una manzana.

En la mente de Cézanne: “Llegará el día

Picasso y Las señoritas de Avignon.

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3 comentarios

Marli · 27 julio, 2020 a las 7:27 pm

Uma matéria extremamente interessante, além da beleza da pintura. Parabéns pela rica partilha!

José Beingolea · 23 abril, 2019 a las 11:15 am

Felicitaciones por la labor y la excelente sintesis. Solo agregar que la introspección presente en todo acto artístico, en éste en particular. revela la primacía liberadora y autónoma del sujeto, típico de la modernidad, no más sujeta a determinismo alguno sino incluso llevada a la singular experiencia percetual de cada quien… eso lo demostraría décadas después la Gestalt.

Orlando Speranza · 1 enero, 2019 a las 1:39 am

Excelente síntesis de las búsquedas formales y espirituales del artista y la definición de modernidad. Fundamental para entender la pintura que vino después.

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