James McNeill Whistler.
Cuadros fundamentales para entender la historia de la Pintura.
Arreglo en gris y negro nº 1 (también llamado Retrato de la madre del artista), 1871. Whistler.
Óleo sobre tela. 144 cm x 163 cm.
Museo de Orsay. París, Francia.
La obra de Whistler, todo su mundo de sutilezas y armonías, resulta un gran aporte para la pintura que se encamina hacia la modernidad.
Si bien es norteamericano, trabaja la mayor parte de su vida en París y Londres, y se dice que es quien más revitaliza la pintura inglesa una vez que se pelea con la Academia.
Si bien son muchos los pintores británicos que en la segunda mitad del siglo XIX se escapan de la rigidez académica (los que se denominan “pintores victorianos”), la mayoría, como los prerrafaelistas o los más clásicos, progresan pero hacia atrás, revalorizando el pasado. En cambio, la pintura de Whistler tiene elementos que nos anticipan un futuro que llegará pronto con las vanguardias y la abstracción.
Esa pintura novedosa, innovadora, está basada en las armonías abstractas de tono y color, con inusuales encuadres y figuras como “recortadas” (estos dos últimos, una clara influencia de la estampa japonesa).
Whistler cree en “el arte por el arte”. La pintura es independiente del tema y él está totalmente en contra de cualquier insinuación moral. Concibe la pintura como experiencia estética pura.
Ambiciona crear un arte basado en las leyes específicas de la composición, algo que reencontraremos en el siglo XX. Trabaja la armonía cromática como si fuera una armonía musical, y acostumbra entonces dar a sus cuadros nombres provenientes de la música, como “armonía”, “arreglo” y “nocturno”.
El cuadro que elegimos (un “arreglo”) es su obra más conocida y nos llama la atención por la fuerza, la personalidad que tiene aun cuando es solo uno de los retratos más sobrios que existen y la búsqueda de armonía se desenvuelve entre el negro, el blanco y el gris.
Es la fuerza de la sencillez. La sutileza. Sencillez y sutileza que Whistler sólo aplica en sus cuadros, ya que en la vida misma es un dandy un tanto arrogante, un genio combativo y de un humor tan brillante como agresivo. Él dice sin ningún tipo de delicadeza: “La gente lo perdona todo menos la belleza y el talento. Por eso soy doblemente imperdonable”.
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Whistler, la abstracción y un juicio.
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1 comentario
Guillermo · 25 julio, 2020 a las 4:20 pm
Hola, quien podría certificar una obra del maestro James Mcneill whistler