Frederic Leighton. Sol ardiente de junio (1895).

Frederic Leighton.

Cuadros fundamentales para entender la historia de la Pintura.

Pudimos hacer esta publicación gracias a las pequeñas donaciones ¿Cómo se sostiene 3 minutos de arte?

Sol ardiente de junio (1895). Frederic Leighton.
Óleo sobre Tela. 119 cm x 119 cm.
Museo de Arte de Ponce. Puerto Rico.

Sol ardiente es la obra maestra de Frederic Leighton, a su vez uno de los pintores más representativos de la era victoriana.

La pintura victoriana se desarrolla en Gran Bretaña durante el reinado de Victoria I (1837 a 1901). Revolución industrial, imperialismo y rigidez en la estructura de clases sociales tradicionales: una clase dominante orgullosa, rica, soberbia y excéntrica, rodeada de miseria y esclavitud.

Esa realidad estricta, materialista, gris, genera una reacción en el arte: muchos artistas empiezan a producir obras imaginativas, nostálgicas del pasado, coloridas, despreocupadas, alejadas de esa realidad.

Al llegar las vanguardias y con ellas la modernidad, la pintura victoriana es despreciada durante décadas. Ignorada. Podríamos decir que considerada como un arte menor, decorativo, en comparación con esas nuevas tendencias que vienen a cambiarlo todo (fundamentalmente van a dejar de representar el mundo exterior al artista para empezar a expresar su mundo interior).

La pintura de este estilo resulta algo superficial para las ambiciones de la modernidad. Y la confirmación de ello es que esta obra es subastada en la década del 60 y no se llega a ofrecer por ella ni siquiera su base (140 dólares, de aquella época, pero igualmente una cifra ridícula).

Afortunadamente, de a poco en la historia del arte se va haciendo justicia. Este estilo se ha ido reivindicando, y hoy “ya no tenemos que avergonzarnos” por pensar que ésta es una de las pinturas más bellas que se han pintado alguna vez.