¿Para qué el arte?

Breve provocación para generar conciencia del valor de los artistas

 

 

La trampa

Como todos sabemos, los seres humanos somos seres racionales. Seres que a partir del primer asombro empezamos a buscar explicaciones.

Los seres humanos somos seres racionales que acumulamos respuestas insaciablemente. Acumulamos conocimientos y los combinamos para multiplicarlos. Adquirimos certezas que nos llevan a buscar más certezas.

Los seres humanos necesitamos convertir nuestro mundo en un mundo sensato, racional, eficiente, para lograr algo que solemos llamar “evolucionar” o “hacer que la vida sea mejor”.

Pero entonces caemos en una trampa implacable.

En esa carrera de racionalidad, los seres humanos llegamos ineludiblemente a la certeza que aplasta todas las demás certezas: la certeza de que todo se termina.

Somos la nada misma en un universo infinito, frío, oscuro, terrorífico. Y como si fuera poco nos vamos a morir.

Y entonces nace la angustia existencial. Nos paramos delante del vacío. La vida no sirve para nada, no tiene sentido, y encima dura un instante.

En la carrera por darle sentido a todo el misterio y el milagro que somos y que nos rodea, terminamos con la certeza de la muerte, que paradójicamente convierte a toda razón de existir que tenemos hasta ese momento en un sinsentido.

 

La mirada poética

Entonces ahí surge la humanidad que nos hace humanos: la necesidad de resignificar la vida. Darle un nuevo significado al existir, darle un nuevo sentido. Pero como no es posible darle un sentido racional, tenemos que darle un sentido distinto: un sentido irracional, sólo poético.

Los seres humanos necesitamos volver a darle valor a la vida. Lograr que ese instante inútil sea glorioso. Que esa batalla perdida se pierda pero poéticamente.

Los seres humanos, además de ser racionales, somos los únicos seres que hemos desarrollado una sensibilidad especial que nos sirve para reinventarnos el universo. Esa sensibilidad es la visión poética. Es la mirada que redescubre la vida que vale la pena.

La mirada poética es esa sensibilidad que nos permite volver al asombro original, a la maravilla de las preguntas que no necesitan respuestas a cambio.

Nos permite volver a la irracionalidad, al misterio, a la magia, a la belleza de la imperfección,a la belleza de la ineficiencia, a la belleza de lo ilógico.

Nos permite practicar el elogio del tiempo sin medida, sin eficiencia, el tiempo utilizado en ser y no en producir.

Esa sensibilidad o mirada poética suele nacer, alimentarse y crecer en el arte: en la bondad conmovedora de un cuento que nos leyeron cuando éramos chicos; en la energía de vida que puede expresar un cuadro; en el heroísmo con el que nos provoca una novela; en la comunión con el universo que nos permite una melodía; en las ganas de amar pequeñas cosas que nos regala una poesía, en la lágrima o la risa que nos roba una película.

En el arte, en el otro expresando su sensibilidad, suele nacer, alimentarse y crecer nuestra propia mirada poética, nuestra capacidad de admirar.

 

La humanidad necesita la insensatez de los artistas

Y entonces están los artistas, para recordarnos nuestra cita con nuestro lado humano, sensible. Nuestro lado poco sensato.

Están ahí para prestarnos sus ojos un ratito, y para que así alimentemos nuestra mirada poética con nuevas bellezas y nuevas maneras de mirar.

Están ahí para sensibilizar y provocar esa mirada: para que ella se lance también por sí misma a descubrir nuevas verdades, a descubrir otros universos posibles. Se lance a darle un nuevo impulso a ese breve intante en el que brillamos antes del vacío.

Y también están ahí para recordarnos que nuestra responsabilidad más grande no es ayudar a construir un mundo más evolucionado y eficiente, sino defender y ennoblecer hasta el último momento la mágica, misteriosa, ineficiente y poco sensata humanidad del ser humano.

 

3 minutos de arte

 

¿Quieres apoyar nuestro proyecto para que sigamos llevando arte a la gente y sigamos revalorando a los artistas?
El proyecto 3 minutos de arte.
Manifiesto del optimista.