Di Cavalcanti.
En la mente de los grandes artistas.
“Sólo el amor alimenta mi vida y me da el orgullo de existir”.
Di Cavalcanti.
Romántico, pintor de mulatas sensuales y de la alegría de Río de Janeiro, Di Cavalcanti es uno de los grandes referentes del modernismo brasileño.
El propósito de los modernistas es construir una verdadera cultura brasileña moderna. Para ello es necesario recuperar la identidad de Brasil, que para ellos tiene sus raíces en la identidad indígena y no en la de la Colonia.
Cuando pensamos en Brasil y su arte, pensamos en el colorido, la exuberancia, el carnaval, la alegría de la samba y las mulatas de Di Cavalcanti.
Los volúmenes son bien definidos y exagerados, un rasgo adoptado por toda la pintura latinoamericana. Así como también es muy latinoamericana su paleta de colores llenos de energía vital.
El artista combina su admiración por Picasso y Braque (los máximos exponentes del cubismo), más la influencia del expresionismo y otras vanguardias, con la tradición cultural de su pueblo, que lleva en la sangre y es su verdadera pasión.
El Modernismo que proponen Di Cavalcanti y sus compatriotas no es “ser modernos imitando a los europeos”, sino aferrarse más que nunca a su tradición, enriqueciéndola y dándole una nueva vida usando los recursos, los lenguajes de la modernidad.
Su arte es universal, típico de aquéllos que llegan a ser admirados en todo el mundo sin pintar “más allá de su propia aldea”. Y como si fuera poco, tiene esa esencia popular que lo hace comprendido y admirado por todas las clases socio-culturales, desde las personas más sofisticadas hasta las más sencillas.m
Alabado por Vinicius de Moraes como “el más carioca de los poetas” y “el más brasileño de los pintores”, Di Cavalcanti disfruta la fiesta de la vida en su lugar en el mundo. Lo maravilloso de su obra viene por añadidura de ello.
Imagen: Mural en el Teatro Joao Caetano de Río de Janeiro (1929).
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